El diagnóstico de la micosis
se realiza sobre la base de la historia clínica y los signos clínicos y se confirma mediante imágenes diagnósticas. La endoscopia es la herramienta de diagnóstico más utilizada para la micosis de bolsa gutural, ya que permite la visualización directa de la micosis, pero también permite la evaluación completa de las estructuras afectadas (incluida la región de la laringe y la presencia de disfagia/hemiplejía laríngea), que guiará las opciones de tratamiento. Otras herramientas de diagnóstico que se han utilizado para diagnosticar la micosis de bolsa gutural incluyen radiografías y tomografía computarizada.
Opciones de tratamiento
Se han descrito tratamientos médicos y quirúrgicos. Se ha informado de que hasta el 50 por ciento de los caballos que presentan signos de hemorragia mueren por esta complicación, por lo que la prevención de la hemorragia debe ser el primer objetivo del tratamiento.
Tratamiento médico
El tratamiento médico incluye el lavado diario a través del endoscopio o a través de un catéter de Cámara/Foley introducido dentro de la bolsa gutural afectada bajo guía endoscópica, el desprendimiento de la membrana diftérica con pinzas de biopsia o cepillos citológicos bajo guía endoscópica y terapia antifúngica (sistémica y / o tópica). El itraconazol (5 mg/kg PO o utilizado como infusión tópica de 30 ml de la solución de 10 mg / ml) y el enilconazol (60 ml de una solución de 33 mg/ml) son los más utilizados. También se debe iniciar un tratamiento de soporte dependiendo de los signos clínicos observados (como fluidoterapia, transfusión de sangre y tubos nasogástricos, según se indique).
El tratamiento médico puede ser lento para resolver la micosis y generalmente proporciona resultados inconsistentes. En algunos casos, se ha descrito una regresión espontánea a lo largo del tiempo, por lo que se ha cuestionado la eficacia del tratamiento al evaluar únicamente la regresión de la placa micótica.
El tratamiento médico no previene la hemorragia mortal secundaria a la erosión de una de las arterias carótidas e incluso puede desalojar los coágulos sanguíneos que están ocluyendo el defecto; la selección del caso debe hacerse con cuidado. Además, se debe tener en cuenta la duración del tratamiento necesario para resolver por completo la lesión al discutir el pronóstico (especialmente para los caballos que muestran signos neurológicos) y las finanzas con los propietarios (Dobesova et al., 2012).
Tratamiento quirúrgico
A lo largo de los años se han propuesto varios tratamientos quirúrgicos cuyo objetivo es ocluir el vaso afectado para evitar hemorragias mortales (Freeman, 2015). También se ha sugerido que puede acelerar la recuperación, pero esto sigue siendo controvertido. Recientemente, el cateterismo con balón y la embolización en espiral parecen ser el tratamiento de elección en la mayoría de los casos.Ambas técnicas se basan en el conocimiento exacto de la estructura afectada (arteria carótida interna versus externa y ubicación del defecto), ya que esto dictará el abordaje quirúrgico. La oclusión mediante un catéter con balón (catéter de trombectomía venosa Fogarty o catéter Foley) insertado a través de una arteriotomía en el vaso adecuado proporciona oclusión inmediata del vaso afectado y previene el flujo sanguíneo retrógrado (Figura 2).