La idea de salud mental suele entenderse como la situación de equilibrio que un individuo experimenta respecto a aquello que lo rodea. Cuando se consigue este estado, la persona puede participar de la vida social sin problemas, alcanzando su propio bienestar.
Por ejemplo: «Estoy preocupado por la salud mental de Joaquín», «La fama afectó mi salud mental y perdí la percepción de la realidad», «Voy a renunciar al trabajo para preservar mi salud mental».
Aunque el concepto de salud mental surge de manera análoga a la noción de salud física, trata de fenómenos más complicados que pueden estar influenciados por la cultura y hasta por un componente subjetivo.
De todas formas, puede decirse que la salud mental es un estado de bienestar psicológico y emocional que permite al sujeto emplear sus habilidades mentales, sociales y sentimentales para desempeñarse con éxito en las interacciones cotidianas.
En este sentido, los profesionales que son unos auténticos expertos en la materia suelen establecer con mucha frecuencia el hecho de que hay una serie de factores que indudablemente ayudarán a cualquier individuo a tener una buena salud mental. Entre ellos se encuentran el relajarse, el hallar siempre tiempo para cuidarse a uno mismo, contar con el respaldo y apoyo de amigos y familiares, y tener una vida saludable donde el ejercicio esté muy presente.
Así como la ausencia de enfermedad no supone una garantía de salud física, lo mismo puede decirse respecto a la salud mental. Para determinar el estado de salud mental de un ser humano, por lo tanto, se requiere de un control de la conducta cotidiana por parte de un especialista.
Por otra parte, no se puede entender a la salud mental como una realidad totalmente separada de la salud física, como bien advirtieron los latinos en su expresión «mens sana in corpore sano». Los trastornos mentales están interconectados con las enfermedades físicas.
Muchos son los trastornos mentales que están determinados y clasificados y que, al mismo tiempo, cuentan con sus respectivos tratamientos. Entre los más frecuentes nos encontramos con los trastornos de ansiedad bajo cuya denominación se engloban desde las fobias hasta los trastornos de pánico, los de tipo obsesivo-compulsivo o los de estrés postraumático.
Asimismo, también existen otros trastornos mentales muy conocidos como la depresión, los de tipo psicótico como sería el caso de la esquizofrenia, los llamados de la personalidad o los conocidos como trastorno bipolar. Este último, en concreto, es una enfermedad muy severa que padecen aquellas personas que tienen cambios muy bruscos en su estado de ánimo.
Aunque es quizás en la actualidad cuando más se habla de este tipo de problemas de salud mental y cuando más se está trabajando con los pacientes que los sufren, es cierto que a lo largo de toda la historia han existido muchos personajes relevantes que han padecido alguno de ellos. Este sería el caso, por ejemplo, de Juana la Loca, Felipe V o incluso el enigmático Rasputín.
Para los psicólogos, la salud mental debe impulsarse desde la perspectiva de la persona (estimulando su autoestima) pero también teniendo en cuenta lo social (a partir de comunidades cohesionadas) y con apoyo del Estado (garantizando la disponibilidad de la salud pública para todas las personas).