En el griego encontramos el origen etimológico del término atletismo. En concreto podemos determinar que procede de atletes, que viene a definirse como «aquella persona que compite en una prueba determinada por un premio». Y todo ello sin olvidar tampoco que dicha palabra griega emana a su vez, está en relación, del vocablo aethos que es sinónimo de esfuerzo.
El atletismo, considerado como la forma organizada más antigua del deporte, es un conjunto de pruebas deportivas que se dividen en carreras, saltos y lanzamientos. La primera referencia histórica del atletismo se remonta al año 776 A.C. en Grecia, con una lista de los atletas ganadores de una competencia.
Dentro del atletismo nos encontramos diversas modalidades de pruebas. Así, están las carreras a pie (velocidad, media distancia, fondo, salto de vallas, campo a través, relevos…), los saltos de longitud o altura, los lanzamientos (peso, jabalina, martillo…), la marcha atlética, y las pruebas combinadas. Estas últimas también se conocen como decathlon y, como su propio nombre indica, se componen de diez pruebas: tres de lanzamiento, tres de saltos y cuatro de carreras.
El principal evento olímpico de la antigüedad era una prueba conocida como stadion, que consistía en recorrer una distancia de entre 190 y 200 metros que separaban dos líneas de mármol (que representaban la partida y la llegada).
Con el correr de los años fueron apareciendo otras pruebas atléticas, como el diaulos (una competencia de ida y vuelta) y el pentatlón (que comprendía lanzamientos de disco y jabalina, carreras, salto de longitud y lucha libre).
Tras conquistar Grecia en el 146 A.C., los romanos continuaron desarrollando las pruebas olímpicas, aunque en el año 394 el emperador Teodosio abolió los juegos en una decisión que se extendió por ocho siglos.
En 1834, los ingleses acordaron imponer una serie de marcas mínimas para poder competir en determinadas pruebas de atletismo. Sesenta y dos años más tarde, en Atenas, los Juegos Olímpicos se reiniciaron aunque con ciertas modificaciones.
Otro año importante para el atletismo fue 1913, cuando se fundó la Federación Internacional de Atletismo Amateur (actualmente la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo – IAAF). Hoy en día, la IAAF es el organismo rector de las competencias de atletismo a nivel mundial, encargado de establecer las reglas y otorgando la oficialidad a las marcas obtenidas por los atletas.
Muchos son los atletas que ya han pasado a los anales de la historia de esta disciplina deportiva. Este sería el caso de los siguientes:
Carl Lewis. Un importante velocista estadounidense fue este que durante toda su carrera llegó a conseguir nueve medallas (ocho de oro y una de bronce) en campeonatos mundiales y diez medallas olímpicas, nueve de oro.
Jesse Owens. Cuatro medallas de oro son las que consiguió este deportista norteamericano que fue el gran triunfador de las Olimpiadas de Berlín en el año 1936.