Una institución es una cosa establecida o fundada. Se trata de un organismo que cumple con una función de interés público. Por ejemplo: «El obispo llamó a colaborar con las instituciones benéficas para ayudar a quienes más lo necesitan», «Una institución educativa de la ciudad presentó un nuevo concurso de escritura», «El funcionario visitó una institución cultural y prometió la entrega de un subsidio».
Institución puede utilizarse como sinónimo de instituto, organización o entidad, según el contexto. En algunos casos, es lo mismo hablar de una «institución educativa» que de un «instituto educativo» o de una «organización educativa».
La institución, de todas formas, no siempre es un lugar físico. Las normas de conducta y las costumbres que rigen una sociedad también se consideran instituciones. En este sentido, una institución es una estructura del orden social que rige el funcionamiento de una sociedad. Hacer una reverencia a modo de saludo o persignarse al ingresar a una iglesia son instituciones sociales.
Otro uso del término está vinculado a la persona que merece especial respeto o consideración por sus valores morales, intelectuales, etc.: «Ernesto Sábato es un institución en la literatura argentina», «Poco a poco, este artista fue convirtiéndose en una institución de la cultura latinoamericana y hoy en día es venerado por sus pares y por el público en general», «Creo que aún me falta mucho para ser considerado como una institución de la música».
Se conoce con el nombre de institución mental u hospital psiquiátrico a un centro de salud que se dedica a diagnosticar y tratar enfermedades relacionadas con la mente. Una de sus características principales es que ofrece alojamiento a sus pacientes, tal y como un hospital general. Por otro lado, es también común que este tipo de establecimiento no cubra trastornos que se encuentren fuera del dominio de la psiquiatría.
El origen de las instituciones mentales fueron los manicomios, término que en la actualidad sirve como sinónimo en el habla cotidiana. Cuanto más se investiga la historia de estos singulares centros, más experiencias aterradoras salen a la luz. Se sabe que una de las formas en las que trataban a las personas que mostraban ciertos trastornos difíciles de controlar era amarrándolas con cadenas. Durante el período que se conoció como la primera revolución psiquiátrica, un médico francés de nombre Philippe Pinel, especializado en este campo, consiguió que dicha tortura no se utilizara más, y que los pacientes recibieran un trato considerado.
Es importante señalar que los enfermos mentales no han conseguido aún ser completamente aceptados a nivel social; muy a menudo se observan actitudes despectivas o en tono de burla por parte de personas aparentemente sanas hacia aquellos que sufren alguno de los tantos trastornos que hoy se conocen. Los medios de comunicación nos dan un mensaje confuso y contradictorio: por un lado nos informan de campañas por la tolerancia de la diversidad, y al mismo tiempo nos venden un humor basado en la mofa de las desgracias ajenas, sin límites ni compasión.
Décadas atrás, el desprecio que recibían estas personas era mayor que en la actualidad, y muchas de ellas eran enviadas a instituciones mentales para que no avergonzarana sus familias, sin importar el sinfín de humillaciones y torturas a las que eran sometidas, entre las que se encontraban las agresiones físicas y sexuales, sin dejar de lado los experimentos con fármacos y descargas eléctricas, y el sometimiento a largas temporadas de aislamiento en oscuras celdas. Sobra decir que todas estas medidas no hacían otra cosa que empeorar la situación de los pacientes, y que muchos de ellos morían antes de que, por algún milagro, alguien se dignara devolverles su libertad.