Ferrari 458 by Liberty Walk: El Cavallino más llamativo

Cada cierto tiempo el reputado preparador japonés Liberty Walk nos sorprende con algunos de sus espectaculares proyectos, diseñados para llamar la atención de todos aquellos que están cansados de la estética de su deportivo. Le hemos visto trabajar con Nissan, Lamborghini o Ferrari, siendo esta última la marca encargada de fabricar los dos ejemplares utilizados por este especialista para su propuesta más reciente.

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¿Cuál elegir?

Al igual que el resto de trabajos, la compañía japonesa nos propone una pareja de Cavallinos Rampantes de lo más espectaculares, dispuestos a cautivar a todo aquel que sienta pasión por los deportivos personalizados en general y los Ferrari 458 en particular. A pesar de no ser un modelo que se venda en los concesionarios de la marca italiana en la actualidad, el biplaza sigue teniendo un número extenso de seguidores y su legado ahora está en manos del F8.

Pero volviendo a los proyectos mencionados, ambos están basados en un kit de carrocería muy ensanchado que recibe la compañía de múltiples elementos perfectamente diseñados para mejorar el rendimiento aerodinámico del deportivo italiano. El capó también se ha modificado extensamente y presenta unas entradas de aire de gran tamaño, mientras que en la zaga encontramos un difusor espectacular y un alerón propio de un modelo de competición.

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Independientemente de que el usuario se decante por el naranja o el gris, la cantidad exigida por el preparador será igual de llamativa que la carrocería de los 458. Esta cifra no se ha publicado pero es fácil anticipar un precio de unos 65.000 euros, más si cabe cuando tenemos en mente el trabajo realizado en el Nissan GT-R, por el que Liberty Walk pedía una suma similar.

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Pegado al suelo

Con respecto a la parte mecánica no tenemos ninguna constancia de la presencia de modificaciones en el propulsor V8 atmosférico de 4.5 litros. Recordemos que de serie ofrecía 570 caballos de potencia y un par máximo de 540 Nm, asociado a una caja de cambios automática de siete velocidades que enviaba toda la energía al tren trasero. De lo que no hay duda es de la suspensión, convenientemente ajustada para pegarse al suelo lo máximo posible.

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