El lóbulo de Riedel (1) representa una anomalía del lóbulo derecho del hígado que suele ser fácil de reconocer y raramente de importancia clínica. Sin embargo, puede presentarse como un tumor localizado en el cuadrante superior derecho del abdomen y, cuando se asocia con enfermedad hepática como cirrosis, puede confundirse con una lesión extrahepática o intrahepática. La esplenoportografía y las exploraciones hepáticas se han utilizado para definir claramente la anomalía y resolver el diagnóstico diferencial.
Reporte de casos
CASO I: M. B., mujer blanca de 33 años con antecedentes de alcoholismo de tres a cuatro años. Cuatro meses antes del ingreso, la descompensación hepática se manifestó por ascitis y hematemesis. Se realizó una exploración radiactiva de rosa bengala en otra institución (Fig. 1), y el paciente fue remitido al Hospital Strong Memorial, Rochester, Nueva York, con un diagnóstico de tumor en el lóbulo derecho del hígado.
Al ingreso, el paciente estaba pálido y caquéctico, pero no ictérico. Había una onda de fluido en el abdomen. El hígado era duro, no discordante, y masivamente agrandado hasta el nivel de la cresta ilíaca derecha. Las heces fueron positivas para guayacol y las pruebas de laboratorio revelaron un hematocrito del 33%, tiempo de protrombina del 60% de lo normal, proteína total de 7,1 g por 100 cc, con 2,6 g por 100 cc de albúmina y fosfatasa alcalina de 11 unidades Bodansky. La retención de bromsulfaleína fue del 8% al final de una hora.
Un escáner de centelleo de oro coloidal radiactivo (Fig. 2) se interpretó al principio como hepatomegalia con un defecto de llenado irregular grande compatible con reemplazo neoplásico del parénquima hepático. La captación prominente de isótopos esplénicos ayudó a corroborar la impresión de cirrosis hepática. Tras la evaluación isotópica de la circulación portal (2), se realizó un estudio manométrico esplénico y esplenoportografía (Fig. 3). Estos exámenes revelaron hipertensión portal marcada, várices esofágicas, un patrón vascular de cirrosis hepática y un lóbulo de Riedel grande en un pedículo vascular delgado. No se detectó tumor. Se realizó una derivación portocaval de extremo a extremo. El paciente falleció dos semanas después de la cirugía por insuficiencia hepática y peritonitis. La autopsia confirmó los hallazgos esplenoportográficos y centellográficos del lóbulo de Riedel y cirrosis severa y florida en el hígado, así como en el lóbulo anómalo.
CASO II: E. C., una mujer blanca de 51 años de edad con un largo historial de asma bronquial grave y un historial de tres años de policitemia vera. Una masa derecha que se extendía por debajo de la cresta ilíaca era palpable. El bazo se agrandó y proyectó seis dedos debajo de la caja torácica. Una gammagrafía de centelleo de oro coloidal radiactivo (Fig. 4) se verificó la impresión clínica de un lóbulo de Riedel. En el momento de la exploración, el hematocrito y el hemograma completo del paciente eran normales. No se realizaron estudios angiográficos.