Los síntomas impulsan fuertemente la consideración de opciones alternativas de reemplazo de hormona tiroidea en pacientes con hipotiroidismo

Las preguntas consistieron en 13 escenarios teóricos, cada uno describiendo a un paciente con hipotiroidismo que no tenía síntomas, varios síntomas, baja concentración de T3 y o tenía una variante genética que podría modificar el metabolismo de la hormona tiroidea. En cada escenario, el médico podría elegir seis opciones de tratamiento, incluyendo continuar con L-T4, agregar L-T3 o reemplazar L-T4 con extracto de tiroides desecado.

De los 363 respondedores, el 86% eran endocrinólogos, el 64% eran de América del Norte y el 53% llevaban más de 10 años en la práctica. Una vez analizadas las respuestas con métodos estadísticos, se observó que, aunque el 98% de los médicos optaron por continuar con la L-T4 para la paciente estándar (presentada como mujer de 29 años con tiroiditis de Hashimotos, peso corporal normal, ausencia de síntomas sugestivos, TSH de 2,2 y no contemplar el embarazo), había situaciones en las que los médicos considerarían un tratamiento menos convencional. La característica del paciente que más influyó en la prescripción de L-T3 fue la presencia de síntomas, pero los médicos también fueron más propensos a recetarlo si los pacientes lo solicitaban o si su T3 medida era baja.

Estos resultados fueron sorprendentes porque, hasta el momento, la mayoría de los ensayos clínicos no han demostrado una mejora en la calidad de vida o en las medidas cognitivas cuando un paciente recibe tratamiento para hipotiroidismo con tratamientos que contienen T3. También es evidente que ha habido un cambio en los patrones de prescripción desde 2013, cuando se llevó a cabo un estudio similar. En ese estudio, solo 3.el 6% de los médicos indicaron que considerarían la prescripción de L-T3 a un paciente sintomático, mientras que en este estudio, un paciente sintomático habría sido recetado L-T3 por el 18% de los respondedores.

¿CUÁLES SON LAS IMPLICACIONES DE ESTE ESTUDIO?En resumen, este estudio indica que los médicos recetan cada vez más tratamientos que incluyen L-T3 cuando se encuentran con pacientes que se quejan de síntomas persistentes de hipotiroidismo a pesar del tratamiento estándar con L-T4. Este cambio en las tendencias de prescripción no se puede explicar con nuevos datos probatorios de apoyo porque solo se realizó un ensayo desde 2009 y no mostró superioridad de la terapia combinada sobre la terapia estándar.

Por lo tanto, parece que los médicos están escuchando a sus pacientes y asociándose con ellos con respecto al manejo de su terapia. Sin embargo, obviamente es necesario llevar a cabo ensayos clínicos diseñados para evaluar la seguridad a largo plazo de los tratamientos que agregan L-T3, incluidas las mejores estrategias de dosificación y monitoreo. Un estudio y evaluación a largo plazo es crucial porque el hipotiroidismo es una afección de por vida.

— Jessie Block-Galarza, MD

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