Los cacahuetes también son una fuente de fitato, que se conoce como un antinutriente porque en realidad inhibe la capacidad del cuerpo para absorber otros minerales importantes. Los fitatos se unen a los nutrientes del tracto digestivo y evitan la absorción total de minerales esenciales como el hierro, el zinc y el calcio. Además, pueden interferir con ciertas enzimas digestivas, lo que reduce la capacidad del cuerpo para descomponer proteínas, grasas y carbohidratos, y conduce a ciertos problemas digestivos, como gases e hinchazón, según Precision Nutrition.
Además, los cacahuetes contienen un alto nivel de ácidos grasos omega-6, pero no una cantidad comparable de omega-3, y se sabe que un desequilibrio en estos dos ácidos grasos poliinsaturados esenciales causa inflamación. El aumento de la inflamación es un factor de riesgo en una serie de problemas de salud, incluidos la artritis y el cáncer, y también se ha relacionado con la resistencia a la insulina y la obesidad, según University Health News Daily.
Por supuesto, los cacahuetes también pueden ser muy peligrosos para el subconjunto de la población que sufre de alergias a los cacahuetes. Las alergias a los frutos secos pueden causar urticaria, náuseas, calambres, dificultad para respirar y, en casos extremos, anafilaxia, según la Clínica Mayo. Algunos casos pueden ser tan graves que pueden llevar a la hospitalización, o incluso la muerte, si no se tratan de inmediato.